Sandra Rojas, analista de calidad y bioseguridad de Roche:“Gracias al recetario saludable Accu-Chek®, pude prepararle a mi mamá ricos postres que la hicieron muy feliz”.
Amante de la cocina autodidacta y curiosa, la pasión de Sandra Rojas por la alimentación saludable nace a partir de la diabetes de su madre, Dolly Barros, a quien cuidó con mucha dedicación desde que fue diagnosticada en el 2000. Para Sandra era importante regalonearla a través de la comida, y sabía que era indispensable que todo lo que preparara fuera apto para ella. Así, sin quererlo, se convirtió en una experta en delicias saludables.
“Mi madre tenía diabetes y por eso me interesé en este mundo, ya que ella vivió casi toda la vida conmigo”, cuenta. Cuando la diagnosticaron tenía 68 años y en un principio ambas se asustaron mucho, revela. El recuerdo que guardaban de esta condición era de la casa donde su madre trabajó durante muchos años, lugar en el que crió a sus hijas Sandra y Orieta. “El hijo tenía diabetes tipo 1. En los años 60 y 70, la diabetes era mucho más complicada. De hecho, él falleció joven producto del mal cuidado de su enfermedad”.
Tras el diagnóstico de su madre, decide sumar a la familia: “Si ella tenía diabetes, todos teníamos diabetes. Dejamos de comer cosas dulces. En esa época, no teníamos un monitor de glicemia, hacíamos todo al ojo”, asevera. Al poco tiempo ingresa a Roche, donde conoce el mundo de Diabetes Care, y se le abren nuevos caminos.
“Gracias a la nutricionista del departamento de educación Accu-Chek® comencé a interesarme en la comida saludable, me fue dando tips sobre las cosas que podía comer y me enseñó el conteo de carbohidratos. Luego, cuando llegué al área de Calidad, supe que la nutricionista de Accu-Chek® estaba perfeccionando el recetario saludable. Como a mí siempre me ha gustado la cocina, empecé a probar”, cuenta.
Nace una chef
Sandra recuerda que fueron las galletas de avena y plátano lo primero que hizo del recetario saludable Accu-Chek®. Y aunque fueron celebradas, no la convencía del todo el sabor del endulzante líquido. Todo cambia cuando conoce la tagatosa. “Me gusta mucho porque su sabor es muy parecido al azúcar, no deja sensaciones raras en la boca como los otros endulzantes, se puede hacer caramelo y almíbar de pelo y se comporta muy parecida al azúcar en los bizcochos, galletas y dulces en cuanto a esponjosidad”, explica. En lo referido a cantidades, señala que una taza de azúcar equivale a media de tagatosa.
Por sugerencia suya se incorporan al recetario preparaciones aparentemente simples como mermeladas y manjar. Este último lo cocinó junto a Dolly, sin lactosa ni azúcar. “Estuvimos casi cuatro horas revolviendo la olla hasta que logramos la consistencia que buscábamos y quedó exquisito”, recuerda. Con la receta base del manjar siguió innovando: alfajores, chilenitos, panqueques, chocolates rellenos y tortas.
“Quería que disfrutara de las cosas dulces que tanto le gustaban sin descuidar su salud. ¡Se la veía tan feliz comiendo esas cosas ricas que yo le cocinaba! El haberle dado todo ese cariño a través de la comida, fue una manera de devolverle el amor que ella me entregó de niña”, afirma con emoción.
El año pasado Dolly fue diagnosticada de cáncer gástrico, falleciendo en noviembre. “Me deja tranquila saber que le di todos los cuidados que pude y que su diabetes estuvo siempre bien controlada. Al final se pudo dar los mismos gustitos que antes. Yo fui aprendiendo a cocinar para ella, es cosa de intentarlo. Mi mamá murió a los 85 años, no por la diabetes, y vivió bien y contenta”, asevera.
“Es una condición con la que se puede vivir bien”
Actualmente, su hermana y sobrina viven con ella en Santiago. La preocupación por la alimentación continúa, ya que Orieta, su hermana, también tiene diabetes. “Me puse a probar con postres como el mousse de maracuyá, uno de sus favoritos”, relata.
Sandra también disfruta cocinar platos salados, y comparte un dato: la olla freidora Tefal® Actifry , que permite preparar un kilo de papas fritas con solo una cucharada de aceite o un rico pollo que nada tiene que envidiarle al pollo frito con mucho aceite. “En el trabajo me molestan porque varias compañeras tenemos la misma olla, la recomiendo porque puedes preparar comida mucho más saludable y muy rica”.
Hoy sigue probando nuevos postres y otras recetas. “Yo no tengo diabetes, pero tengo antecedentes, así que me cuido siempre. Si puedo elegir entre algo con o sin azúcar, prefiero sin azúcar. Quien no se cuida es porque no quiere, ya que es una condición con la que se puede vivir bien”, afirma.