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Haydée Reyes, mamá de Romina (7 años): “La diabetes es un desafío que se debe tomar en familia”

La madre cuenta que esta niña, diagnosticada con diabetes tipo 1 a los 3 años, utiliza una bomba de insulina hace más de un año, lo que fue un cambio importante en su calidad de vida “Antes, muchas veces andaba decaída y muy inestable en sus glicemias. Ahora está más activa, come de todo, obviamente respetando los hidratos de carbono y está estable en sus glicemias. Lo más importante es que anda todo el día contenta, lo que más me gusta es su sonrisa”.

Con apenas 7 años, Romina ya es toda una youtuber. Sube videos de sus bailes a esta popular red social sin mencionárselo ni siquiera a su madre Haydée, “me entero porque Youtube me manda notificaciones a mi correo”, cuenta la orgullosa mamá. “Ella es muy activa: juega, salta, le encanta patinar y también hacer ballet, este año pretende iniciarse en zumba”, agrega.

La familia de Víctor y Haydée es numerosa, está compuesta por ocho personas, entre padres, hijos, abuela y cuñado. Son unidos y organizados, sobre todo desde que Romina fue diagnosticada con diabetes tipo 1. Esto sucedió cuando la menor tenía solo 3 años. “De un momento a otro tenía más hambre de lo habitual. Tomaba mucha agua y orinaba con frecuencia. Además se cansaba y rápidamente adelgazó. Al terminar esa semana se acostó y no se levantó más”, relata la madre.

El martes siguiente, la llevaron al consultorio de Viña del Mar, donde viven. “La doctora me envía con una interconsulta a la urgencia del hospital Gustavo Fricke. Desconociendo lo que pasaba, nos llama el médico de turno y nos dice que nuestra hija presenta un coma diabético y su glicemia era de 511 mg/dl y debían internarla en la UTI. Fue todo tan rápido que no entendíamos qué pasaba. Al día siguiente nos informan que Romina tiene diabetes tipo 1”.

Y añade: “Fue horrible y muy doloroso en ese momento, porque nos explicaron de qué se trataba esta condición, que para nosotros era desconocida. Como se venían cambios en la alimentación, decidimos como familia que comeríamos lo mismo respetando el horario del tratamiento una vez dada de alta”, cuenta.

“Romina estaba tan chiquitita que no le afectó tanto. Le explicamos todo con la verdad a través de canciones y juegos para que entendiera. Lo más difícil fue pincharse los brazos y las piernas, lloraba mucho cuando había que colocarle insulina, por lo que optamos por inyectarla en lo posible mientras dormía”, añade.

Nueva vida con bomba de insulina

Cuando tenía casi 6 años, su endocrinóloga realizó gestiones para que fuese beneficiada con una bomba de insulina en el hospital donde se trata, las que culminaron exitosamente. “Fue un gran cambio. Antes, muchas veces andaba decaída y muy inestable en sus glicemias. Ahora está más activa, come de todo, obviamente respetando los hidratos de carbono y está estable en sus glicemias. Lo más importante es que anda todo el día contenta, lo que más me gusta es su sonrisa”, relata.

Actualmente cursa 2° básico en el Colegio San Nicolás. “Romina está ahí desde prekinder, es una gran alumna y compañera, ya que la han distinguido con el premio a la mejor compañera. Tengo que destacar que siempre ha tenido el apoyo del colegio”, dice.

“Solo con ver a nuestra hija feliz, gozando de la vida, sin sentir que existen límites, nos damos por satisfechos como padres. Eso demuestra que, a pesar que cuando te diagnostican diabetes es doloroso, da rabia y debes adaptarte a muchos cambios, se debe seguir adelante. Hay que vivir el día a día, entender que no estamos solos en esta lucha, porque es una montaña rusa, con altos y bajos. Pero su gran sonrisa nos dice que hemos hecho las cosas bien, con paciencia, amor y en familia”, señala Haydée.

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