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Camila Águila, mamá de Vicente Monroy (2 años): “Tomamos la mejor decisión al comprar la bomba de insulina”.

Esta madre dice que recomienda la bomba de insulina a otros niños con diabetes. “Les cambiará la vida no solo a ellos, sino también a sus familias. El Vicho es otro desde que se la instalamos. Sus estados de ánimo mejoraron y anda súper bien con sus glicemias”.

A sus dos años 7 meses, Vicente Monroy es un niño cariñoso e inquieto, que corre y juguetea por todos lados, pero que al poco rato vuelve a los brazos de su mamá, Camila Águila, de 24 años. Aún no va al jardín infantil y es cuidado y mimado como buen hijo único en su casa de La Florida por sus padres y abuelos paternos. Son ellos quienes se preocupan de manejar su diabetes tipo 1, condición que le fue diagnosticada cuando apenas tenía un año.

“Lo llevamos al hospital por fiebre, vómitos y porque respiraba mal. No le detectaron nada en un comienzo, por lo que se quedó en la UCI durante siete días. Yo estaba súper asustada, cuando descubrieron que tenía diabetes estaba en la sala de reanimación, la verdad es que no sabíamos qué hacer, no tomamos bien la noticia”, relata Camila.

Sin embargo, con el transcurso de los días y el apoyo de los profesionales que trataron a Vicente, entendieron que la diabetes era algo manejable. “No es tan terrible como todo el mundo cree, uno puede vivir bien siendo constante y responsable con la alimentación. De hecho, nosotros nos adaptamos a la comida de Vicente. Y nos ha hecho bien, nos unimos más como familia. Lo importante es no echarse a morir, ya que los hijos con diabetes nos necesitan”, agrega.

“Les cambiará la vida”

La situación no era fácil tras ser dado de alta del hospital. Vicente hasta hace dos meses se inyectaba insulina entre 6 y 8 veces al día, “porque estaba con microdosis, es decir, yo tenía que diluir la insulina con suero. Cuando le tocaba ponérsela, no quería, se escondía debajo de la mesa, hacía escándalo y gritaba. Carlos, mi marido, tenía que afirmarlo y yo lo pinchaba. Al final todos nos poníamos a llorar, era terrible”, señala la madre.

Mejores tiempos vendrían con la llegada a Chile del sistema Accu-Chek® Combo con su bomba de insulina en agosto pasado. “La médico tratante del Hospital Sótero del Río nos dijo que la viéramos”. Camila se contactó con Ingrid Jhonson –representante de Accu-Chek®- y en menos de un mes ya la habían comprado.

Fueron capacitados por la enfermera encargada de las bombas de Accu-Chek®. “Fue fabuloso, nos explicó todos los detalles y aprendimos muy rápido. Tuvo mucha paciencia, porque estábamos con Vicente. Recomiendo la bomba a otros niños con diabetes de todas maneras, les cambiará la vida no solo a ellos, sino también a sus familias. El Vicho es otro desde que se la instalamos. Sus estados de ánimo mejoraron y anda súper bien con sus glicemias. Sin duda tomamos la mejor decisión al comprar la bomba de insulina”, dice.

Camila es una persona agradecida de todos los que la han ayudado en este camino. Menciona con cariño a la Unidad de Diabetes del Hospital Sótero del Río y, también, a los profesionales de Accu-Chek®. Y, sobre todo, se siente afortunada de contar con el apoyo incondicional de los abuelos, en especial de sus suegros, que cuidan al pequeño cuando ambos padres deben trabajar en su propia empresa de seguridad y equipamiento automotriz. “Es un taller muy cerca de la casa, optamos por trabajar así por el Vicho, para estar más cerca de él”, añade.

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